Disparo, muerte

Pasos que retumban en el pasillo. Un tipo vestido con oscura elegancia, de un negro acorde a su mirada, abre la puerta.

Desde el interior:

-¿Vienes para quedarte? -dice la persona que allí se encuentra-

Una vez dentro de la sala:

-No, vengo a matarte. –contesta fríamente el tipo trajeado-

-¿Cuál es la razón? –pregunta sin inmutarse-

-¿Hace falta una razón? –le replica mientras se abre levemente de brazos-

-Veo que no. –responde inmediatamente tras ver la reacción-

-¿Preparado? –dice mientras se recoloca la corbata-

-¿Para qué? –pregunta iluso-

-Para tu hora. –le contesta con firmeza-

-Nací para que algún día llegara este momento. –le comenta con total tranquilidad-

-¿El de tu asesinato? –pregunta confuso-

-No, el de mi muerte. –responde sin pestañear-

-Así, ¿sin más? –dice sorprendido ante tanta indiferencia-

-¿No me vas a matar? –pregunta pareciendo impaciente-

-Si. -repitió-

-Así, ¿sin más? –le dice desafiante mientras le mira a los ojos-

-De acuerdo, no te mataré. –dice el tipo de manera siniestra como si le diera igual-

-Ah, ¿no? –exclama- , ¿porqué? –pregunta extrañado ante tan repentino cambio-

-Por que ya estás muerto. –dice sin variar el tono de su voz-

-¿De verdad? –replica desde su confusión-

-Estás vacío, nada parece importarte. –le dice llegando a identificarse-

-Afrontar la muerte de manera estoica, no significa no amar la vida. –dice con orgullo-

-Me sorprendes, pero no logro comprenderte. –dice, pensando que está loco-

-Dispara y lo comprenderás. –dice sin que le tiemble la voz-

-Lo dudo mucho. Pero, en fin, a esto he venido. –dice finalmente con resignación mientras saca su arma del pecho-

DISPARO. MUERTE.

-Se acabó. –se dice a si mismo tras quedarse solo en la sala-

Seguidamente miró al suelo, a su arma, y al cañón de ésta, con el dedo en el gatillo.

-Pues sí. -dijo sentenciador-

DISPARO. MUERTE.

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Desde la puerta,
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