La razón, ni me falta, ni me asiste.


Escribo para saber lo que pienso.


............................- DaCoX -..........................

jueves, 30 de octubre de 2008

Paseo por uno mismo


A veces tu cabeza busca evadirse de si misma, pero impotente, tan solo puedes tranquilizarla y ordenar lo que alberga en su interior.

Para ello buscas la soledad momentánea y un poco de paz exterior que respirar, para renovar tus ideas.

El otro día, un cortocircuito provocó en mi la necesidad de huir durante algún tiempo. La playa era, sin duda, el lugar idóneo para desenredar aquel entrelazado laberinto de molestos cables.

Era domingo y un intenso, pero agradable viento, danzaba a su antojo por la playa. La gente paseaba, unos con su familia, otros con su pareja; muchos otros con sus amigos, pero ninguno solo. Ese era yo, el que simplemente observaba e intentaba resolver algunos porques.

Al tiempo de comenzar mi solitaria andadura, vi una imagen que sacó de mi interior una espontánea sonrisa. Una joven pareja comía sentada en un banco algo que sin duda habían preparado ellos previamente, mientras su hija revoloteaba alrededor juguetona. Eran felices, nada importaba el qué, el dónde o el cuándo.

Pocos metros más adelante, me crucé con un anciano que corría, dificultosa pero felizmente detrás de su nieto, mientras éste reía y finalmente caía en brazos de su abuelo.

Mis posibles problemas ya no lo eran tanto, esas pequeñas grandes cosas me robaron una sincera sonrisa y me llenaron de la inocencia que todos perdimos hace mucho.

Continué caminando, pues no quería que el viento cesara su susurro. Y por mi lado pasó un niño en una diminuta bici, su primera bicicleta, con rodilleras y casco. Hacía enormes esfuerzos por mantener el equilibrio y no acabar en el suelo, la experiencia le acabaría dando el control. A veces ni lo adultos podemos evitar caer al suelo...

Una pareja aguardaba segundos más tarde posando ante un viandante que había accedido a fotografiar su amor. Él media cerca de dos metros y ella escasamente llegaba al metro sesenta. Él era, por el aspecto, inglés, quizá escocés; ella desprendía rasgos sudamericanos, colombiana quizá. Tras la foto se besaron y abrazaron, el amor no conoce distinciones raciales y mucho menos físicas.

El cielo comenzaba a nublarse, más de lo que ya estaba. Dirigí mi mirada hacia un atractivo edificio, en cuya terraza gente trajeada y estirada comía platos cuyo precio daría de comer a toda una familia necesitada durante una semana. ¿Acaso eran más felices? ¿Acaso esa comida les sabía mejor que un par de sandwiches a la pareja del banco? Todos los sentidos están conectados al corazón y sin duda el no tener mucho que ofrecer salvo eso es mucho más bonito que el efecto contrario. La simplicidad es bonita y la felicidad abstracta...

Al dar media vuelta para recorrer el largo camino de vuelta hacia casa, me topé con dos hombres mayores. Uno de ellos presentaba un evidente retraso mental, que me hizo reflexionar acerca de que podemos considerar realmente problemas. Las cosas no se convierten en problemas por si solas, todo depende de la importancia que le queramos dar. Mi punto de creación de un problema siempre ha estado muy alto, ¿y el tuyo?

Ya al final, casi de nuevo en el origen de mi salida, observé desde el paseo a una pareja, de no más de veinticinco años, haciendo volar una cometa. Juntos sujetaban ésta, mientras él intentaba enseñarle a ella como hacerla volar. A ella le costaba, pero él insistía y alzaba al vuelo la cometa cada vez que chocaba contra el suelo. Sonrientes sacaban de lo más profundo de ellos mismo ese niño que nunca debe morir en nosotros. Seguro desearon detener el tiempo en aquel instante y vivir del aire junto a su amado.

Una vez en casa todo tenía menos importancia. A partir de ese momento lucharía por resolver los problemas antes de que llegarán a hacerme daño. Adiós al auto compadecerse. Si quieres algo, inténtalo. Si pierdes algo, recuérdalo y sigue adelante. Y si dudas, decide sin miedo a equivocarte.

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Vivir del aire,
DaCoX

martes, 21 de octubre de 2008

Sueños fugaces


Cada noche miro al cielo, con la esperanza de verme reflejado en alguna de las estrellas que me observan con desprecio. Y aunque de estrellas esta lleno el cielo, todas ellas parecen inalcanzables.

Para nosotros siempre hay alguna con un brillo especial, otros pueden no verlo, pero tus ojos se llenan de esperanza al verla.

¿Cuál será mi estrella? Sin duda la más puñetera. Esperamos ilusos que algún día caiga hacia nosotros. Pero ellas, desde arriba, saben que tienen el control y que pueden jugar con nosotros.

Y cuando creemos verla bajar, es tan solo un reflejo; por el camino se deshace y lo único que llega a nosotros es el fuego que ahora arde en nuestro interior.

...

Salgo a la calle, y al mirar al cielo creo ver una estrella caer, pero sólo es una piedra que me golpea dejando escapar toda esperanza.

Mi cabeza se tambalea y la sangre nubla mi juicio. Prefiero que la sangre oculte mi mirada, pues nunca más mirare al cielo, nunca más intentaré alcanzar mis sueños.

Desorientado buscaré por el suelo la cruel roca de la realidad y la guardaré en mi interior, para que me recuerde mis errores.

...

La luz de la noche oscurece mi alma. A partir de hoy tan solo miraré al sol y cuando se oculte, lo haré con él.

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Ojos que se apagan,
DaCoX

miércoles, 1 de octubre de 2008

Jungla


Años encerrado dentro de mi ser. Paredes con las que quise acabar a golpes y sólo un pensamiento las ha deshecho.

Salgo al exterior después de que el tiempo me arrancara los años y observo...

Fuera, una agresiva tormenta se apodera del día, oscureciendo hasta el último rincón, hasta la última flor. Las gotas, incesantes, impactan contra mi cuerpo y me perforan la piel.

Grito desafiando a las nubes y un rayo fulmina mi voz. El humo de la desesperación nubla mi vista, me golpeo contra la roca que derriba mi ego y hunde mi recuperada libertad.

El viento arrastra mi autoestima contra un árbol que violentamente se abalanza sobre mi. No consigo levantarme, solo puedo revolcarme entre la maleza de mis entrañas y por el fango que oculta mi soledad.

Al caer, el estruendo destroza mis tímpanos y las ramas rasgan mi alma. No se que parte me falta, no se que parte no tuve; lo que me queda... un misterio.

Levanto la mirada y algo cae sobre mi entre la reciente niebla. Una caja, diminuta y teñida de rojo. En su interior una llave. La llave de mi prisión liberadora.

Vuelvo, abro, y sin pensarlo, de un impulso me trago la libertad y la realidad que se me ofrecía.

Con la garganta desgarrada, sueño con no conocer...

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No vivas en tu prisión,
DaCoX