La razón, ni me falta, ni me asiste.


Escribo para saber lo que pienso.


............................- DaCoX -..........................

miércoles, 8 de mayo de 2013

Redención (parte 2)



...

Todos esperan que diga algo.

Con el arma aun en la mano, apuntando al suelo, cierra con fuerza el otro puño. Mira a todos por encima del hombro. Sonríe...

Empuña el revólver con seguridad, mientras lo levanta con decisión. Comienza a carcajear de manera oscura e histérica, mientras apunta a su propia cabeza. Las gotas que caen de su frente y las que se deslizan por el cañón de su aliada, crean ondas a sus pies que hacen tambalear el cielo.

Calla de golpe, sin dejar que su risa se agote. Estira el brazo...

...

Estruendo. 

Las nubes ahora son solo silenciosos testigos. Ven como un hombre comienza a disparar, de manera arbitraria, contra sus semejantes. La locura, se ve reflejada en la tranquilidad a la hora de acabar con la vida de todo el que le viene en gana.

Un prematuro sol comienza a salir, para ver la escena que se comenta de astro en astro. Las nubes se apartan para dejar paso a un curioso sol.

El rey de los astros eclipsa a la luna, y se queda observando unos segundos. Queda perplejo y continúa su ciclo hasta, minutos después, desaparecer. El panorama no es digno de sus rayos, no es lienzo para tan cruel obra.

La situación vuelve a ser la misma de antes de que llegara la luz. Pero esta vez, las nubes no lo soportan más y explotan. Retumba hasta la tierra, el sonido desquebraja los edificios y el agua, furiosa, inunda las calles. Los flashes, cada vez más intermitentes, no dejan sitio a la oscuridad.

La luna, asustada, se mantiene al margen. Se limita a observar a un planeta falto de cordura.

...

En el suelo, un revólver. En las manos de aquel maníaco, otros dos. Uno más al suelo. Saca otro de la espalda. Mirada serena. Rostro inquietante.

Unos corren, otros quedan atónitos. Otros muchos, los que caen al suelo, avanzan contra él.

Una última bala retumba en el cráneo, del que para él era tan solo uno más. Un encarnado suelo le rodea, y su ropa está estampada de dolor, de sufrimiento, de fin...

Voces desgarradoras, que cortan la lluvia a su paso, le acechan. Quieren acabar con la bestia que ha cambiado el rumbo de un día que les pertenecía.

Con los hombros agachados y la mirada puesta en sus pies ahogados en tintas aguas, baja lentamente unos brazos, por los que parece que lentamente la sangre deja de fluir, hasta que, colgaderos, dejan caer las humeantes armas.

...

Mientras sus armas se hunden, unas gotas saltan desafiando la dirección de la lluvia. Cortan su trayectoria y se confunden entre las gotas que caen, eliminando así su pureza y tiñendo de rojo un agua que jamás supo lo que es el color.
Finalmente, vuelven a bajar para morir en el propio charco que les dio la vida.

Pero justo antes de desaparecer como lo que son, y acabar formando parte de un todo, al mirar hacia arriba, logran ver el inicio de lo que parece un claro final…

...


...

Mira fijamente al suelo, se abre de brazos con las palmas de sus manos hacia arriba, sonríe de nuevo. Levanta la cabeza y deja que decenas de personas se abalancen sobre él. Cae de espaldas, y sin perder la sonrisa, su cuerpo se hunde entre los restos de lo que fue vida y después llanto.

Una vez sumergido, su cuerpo se disuelve en el agua tiñéndola, en toda su extensión, de un inmaculado  y brillante blanco. Los atacantes, perplejos, se miran unos a otros dejando hablar al silencio.

Un segundo más tarde, todo ser viviente que pudiera encontrarse bajo el cielo, cae desplomado sobre aquella misteriosa mezcla de aspecto tan puro.


Las nubes se disipan…
La luna huye, y las estrellas la siguen con temor…
El sol decide pasar sus días en su nocturno escondite…
El cielo descansa, y deja de reflejar el mar en sus entrañas…

Fue aquel día, aquella noche que dejó de ser una más de entre tantas, para convertirse en la última y más importante de las noches: la que alargaría sus horas e impondría su oscuridad por toda la eternidad…

~

El mundo por fin calla, tantos años de decadencia, tantos años de palabras vacías. La humanidad había logrado acabar con toda belleza, ya no existían las palabras, no había nada que decir, no sabían que decir. Bocas que escupían y escupían sin decir nada que mereciera la pena escuchar o recordar. Ni siquiera existía la locura, era catalogada como “grave enfermedad” y erradicada. Ya solo existía la estupidez, nadie pudo imaginar que se propagaría de tal manera. Y quién imaginaría que sería extendida por las pocas mentes sanas que quedaban, invirtiendo sus esfuerzos en la tecnología y la comunicación, cuyo resultado no era más que incomunicación. Pronto toda la información, tanto saber, tantas facilidades; no crearon otra cosa que saturación, y por consiguiente, el rechazo global a todo ese mundo de posibilidades que decía llegar en nombre de la evolución. Pero involución, con el paso de los años solo se creó involución, morbo, ignorancia. Las minorías que lograron salvarse, acabaron cayendo por miedo a la soledad. Destruimos el mundo, destruimos nuestro propio hogar. Por eso solo había una manera de volver atrás:

… una hoja en blanco que jamás podría ser leída por nadie.


El silencio toma el protagonismo, y comienza a narrar la interminable historia sin final que es el fin.

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¿Hombre o bestia?,
DaCoX

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