Gota a gota

El sol arde con fuerza, la tierra suda asustada e intenta alejarse. Mientras lo hace, sus aguas intentan alcanzar las estrellas, cruzarlas para reunirse con el sol.

Suben hasta toparse con la barrera que evapora sus sueños. La tierra no les deja escapar y las mantiene a las puertas del infinito.

Allí comienzan a idear un plan para subir más alto, para atravesar los muros de lo mundano. Con la ayuda del sol, cambian de estado y pasan a ser más ligeras y dúctiles.

Ahora son nubes llenas de nueva esperanza, la esperanza de atravesar lo infranqueable. Todas unidas se disponen a trepar por el interior de este planeta.

Pero no contaban con el azotador de mares, creador de rumbos, aturdidor de aires...

El viento, sin piedad, las empuja contra su voluntad hacia cualquier dirección, interrumpiendo su recién iniciada escalada.

Sólo pueden dejarse llevar y que los vientos decidan su destino. Cabizbajas miran con desprecio hacia el lugar al que un día pertenecieron. Desde lo más alto a lo que llegarían jamás, observan lo que fueron y lo que no desean volver a ser.

El viento del norte las golpea con agresividad, acrecentando la velocidad de su marcha. Ellas, confusas, sólo pueden dejarse arrollar por lo inevitable.

Pierden de vista el mar y se adentran en tierras y vegetación que nunca vieron. En el horizonte, ven el final de su agitado viaje.

Las montañas se interponen en su trayectoria. Antes de colisionar, se pisotean y mezclan entre ellas, desesperadas. Algunas empiezan a caer, y ven como se acerca su amargo final.

Un violento golpe pone fin a la confusión, y hace que todas caigan al vacío mientras esperan su última colisión. Al chocar contra el suelo se deshacen en pedazos, bañando con su esencia todo su alrededor.

Sin poder evitarlo, pasaron a formar parte de lo que intentaban huir. Ahora formaban parte de la tierra y la tierra sobrevivió un día más gracias a ellas.

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El volátil,
DaCoX