Hay algo

Nadie le escucha. Nadie le comprende. Nadie le da una oportunidad. No saben quién es, no le permiten mostrárselo.

Cree pasar desapercibido, pero su indiferencia provoca expectación. Le miran extrañados, ¿qué soy?. Aunque observado, avanza sin pena ni gloria.

Todos miran, nadie se acerca, ¿qué ocurre?. Parece portar un arma, pero va desarmado. Aunque así fuera, no miran con miedo. Solo con atención, ¿qué esperan de mi?

Quizá algún día encuentre las respuestas. Pero, ¿por qué no hoy?

Sus pies se mueven guiados por la curiosidad. Se acerca hacia la muchedumbre, que comienza a alterarse. Todos aligeran su paso sin desviar la mirada de él. Sus respuestas intentan huir, ¿qué hacer?

Solo un joven se queda quieto e inalterado. Su mirada es seria y madura, le mira sin sorpresa. Él es su manual de respuestas. Se detiene, lo mira:

-¿Por qué tú no huyes? –pregunta al divisar la desolada ciudad-

-¿Debería tener alguna razón para hacerlo? –le rebate desafiante-

-Tus vecinos parecen tenerla –responde inocentemente-

-No te conocen, les puede la incertidumbre. No les culpes, son débiles.

-Y tú, ¿me conoces? –pregunta sin comprender nada-

-Hay algo en ti. –dice seguro de ello-

-No comprendo. –cada vez más confuso-

-Sí, algo que no conoces. Algo capaz de cambiarlo todo. –dice tranquilo y con confianza-

-Pero, ¿qué?, ¿cómo?, ¿qué debo hacer?... –suelta desesperado-

-Has de descubrirlo tu mismo. –sentencia-

...

...Descúbrelo...

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