Bajo arresto

Todos nacemos iguales. La sociedad, junto al dinero, es la que nos divide y nos convierten en lo que necesitan. Incluso influyen en nuestro comportamiento y forma de ser.

En este caso, me refiero a los cuerpos y fuerzas del estado, la policía. Muchas personas deciden ponerse de parte del bien, metiéndose en estos cuerpos de protección. Sus principios, su respeto hacia el deber, sus ganar de ayudar; hacer el bien al fin y al cabo, les hacen tomar esta decisión.

Una vez pasan a formar parte de la honorable policía, la persona cambia. Pasa a sobreponer su trabajo a todo. Y no me refiero a los amigos o a la familia, que también se puede dar el caso.

Su trabajo se antepone a sus principios, a su forma de pensar, incluso de ser. Han de seguir ordenes, muchas veces, en contra de su voluntad, y lo que es peor en contra de sus principios.

-Proteger a delincuentes o a asesinos despiadados, de los que no hay duda de su culpabilidad, de las acometidas de los civiles que quieren hacer verdadera justicia; cuando él mismo desearía estar ahí.

-Controlar e incluso reducir a manifestantes que pueden estar defendiendo derechos, ideales u opiniones de las que él mismo puede estar de acuerdo.

-Detener a personas inocentes por hechos irrisorios y de los que no se está de acuerdo o de los que se sabe su inocencia.

-En celebraciones deportivas molestar con su presencia, incluso llegar a intervenir cuando en realidad desearían estar ahí.

-Etc...

Todo esto sin hablar del chantaje y la corrupción. Muchos creen ser incorruptibles y leales a sus principios, pero cuando se les presenta la oportunidad muchos caen atraídos por el dinero y la buena vida. Pasan a hacer todo lo contrario a lo que tenían pensado cuando iniciaron su carrera policial.

Otros en cambio, utilizan su poder policial para llevar a situaciones extremas sus pensamientos de odio hacia otras personas. Ya puede ser por racismo o simplemente por que alguien no es de su agrado. Y de esta manera alegando cualquier farsa se desahogan contigo como en el caso de las palizas. La ley les protege.

No voy en contra de nuestros cuerpos de seguridad, pero si que existen casos bochornosos protagonizados por estos protectores de la ley y la paz. Simplemente decir como puede un trabajo como éste anteponerse a la persona en sí y llegar incluso a corromperla. Es duro y hay que tener un alto sentido del deber.

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Al margen de la ley,
DaCoX