Soma

El soma es una sustancia solucionadora de problemas y eliminadora de estados de ánimo indeseados, que aparece como tal en el libro “Un mundo feliz” de Aldous Huxley.

Ésta transporta tu mente a un estado de inmensa felicidad, donde los problemas no existen y todo es perfecto. Una droga en estado puro, a mi parecer, comparable con la morfina respecto al dolor físico.

¿A quién no le gustaría poseer esta sustancia para ciertos momentos de su vida?. Todos sin duda la utilizaríamos si estuviera a nuestro alcance en momentos de desesperación, cuando nos invade un horrible sentimiento del que no nos podemos desprender por mucho que lo intentamos.

Pero la verdad, personalmente me alegro de que esta sustancia no exista. Si existiera, probablemente la usaría, ¿porqué no?, si alivia mi sufrimiento. La usaría en un momento de debilidad extrema, en el cual no podría evitar caer en la tentación. Adiós sufrimiento, pero, ¿cuánto duraría?. Esa sustancia que altera mi organismo, que manipula mi mente, acabaría agotando sus efectos tarde o temprano, ¿y luego qué?.

Podemos seguir tomando soma, cual yonki, hasta que nuestra mente se olvide del problema y consigamos ser felices en nuestra ignorancia, en la ignorancia del problema. De esta manera enterramos vivo nuestro problema.

Tras ver lo fácil que resulta ser “feliz” continuaremos usando el soma para enterrar (siempre vivos) nuestros problemas, los sentimientos que no son de nuestro agrado.

Enterrar nuestra parte humana.

Nuestra vida transcurrirá de manera fácil y sencilla con nuestra manera cobarde de comportarnos, pero feliz al fin y al cabo, ¿no?.

Yo digo que NO, eso no es felicidad y lo que es más grave, eso no es vida. La vida es adversidad, lucha, sufrimiento. Adoptando ese comportamiento evasivo no seríamos personas, no seríamos humanos tan solo almas vacías vagando por el mundo, máquinas.

No tendríamos apenas conocimientos de lo que nos rodea, de la vida en general, careceríamos de experiencias; y las experiencias lo son todo. Para pasarlo bien, hay que pasarlo mal. Si nunca sufrimos nuestra felicidad nunca llegará a ser una felicidad real. Tan solo un sentimiento rutinario, el único que vivimos. Cuando nos cansemos de éste, ¿qué nos quedará?.

El grado de felicidad es proporcional al grado de sufrimiento. Me explico. Cuanto más sufrimos, más felices somos con menos. Cuanto menos suframos, más nos costará alcanzar un grado de felicidad satisfactorio. Es decir, cuanto más suframos, mayor podrá llegar a ser nuestra felicidad.

No digo que haya que estar sufriendo constantemente para ser feliz, ni sufriendo cada vez más para estar más contentos con menos a la hora de salir de este sufrimiento.
Lo que digo es que debemos conocer el sufrimiento para disfrutar de la vida, para vivir la vida.

Sufrir es inevitable, aprendamos a amar el sufrimiento.

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PD: No soy sadomasoquista, xD.

Sufrir y ser felices,
DaCoX