La razón, ni me falta, ni me asiste.


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jueves, 15 de mayo de 2008

Objetivos

La consecución de las cosas es lo que nos produce verdadero placer y no la cosa en sí.

Puedes pasar toda tu vida deseando algo intensamente y sabes que si algún día llega será maravilloso (en ocasiones morimos sin alcanzar muchas de nuestras metas).

También puede ocurrir que ese deseo llegue y no nos produzca el efecto deseado. No lo disfrutemos tanto como esperábamos y nos cause decepción.

Esa decepción es provocada por la finalización del deseo, que ahora es realidad.

Con esto quiero decir que en ocasiones es mas placentero el deseo y las ganas de conseguir algo que éste ya realizado. El medio puede ser más placentero que el fin mismo. Puede parecer estúpido, pues el único sentido de esa espera, de ese camino a nuestra ansiada meta es la materialización de nuestro deseo. Pero el placer que se siente al esforzarnos por conseguir lo que queremos, ese camino puede ser superior al objetivo en sí.

Una persona sin objetivos se desmorona, a mi me ha ocurrido, no se puede vivir sin metas en el frente. Probar, pensar en cuales son vuestros objetivos, todos tenemos y el que no los posea miente o se sentirá sumamente vacío.

Y cuando hablo de objetivos hablo de objetivos, como mínimo, difíciles de alcanzar. Objetivos por los que haya que luchar. Objetivos a largo plazo. Objetivos que puedan llegar a ser inalcanzables. Por inalcanzables que sean, estos nos dan la vida para seguir adelante.

No me refiero a los objetivos del día a día. Estos son más bien planes como el quedar con los amigos, el comer, el salir, el ir a clase; esto es pura rutina. Me refiero a algo superior, algo que veamos muy lejano y difícil de conseguir pero que, sin duda, conseguiremos no sin antes sufrir.

Y es que el sufrimiento es placer. En el fondo saber que sufres por lo que quieres es uno de los grandes placeres de la vida, solo superable por el momento en el que el sufrimiento da sus frutos.

En el momento que nuestro deseo ya es realidad, inmediatamente, nos disponemos a fijarnos un nuevo objetivo.

Por ejemplo: vamos terminando las etapas educativas de nuestra vida con el objetivo de llegar a la universidad; una vez allí deseamos terminarla para tener nuestro título; una vez terminado buscamos un trabajo acorde a lo que queremos; luego trabajamos para poder pagarnos lo que será nuestro hogar; con el paso del tiempo comenzamos a sentir la necesidad de formar una familia; una vez formada intentamos que ésta sea feliz e intentamos ascender en el trabajo; luego ansiamos que llegue nuestra jubilación; una vez llegada solo nos queda disfrutar al máximo el tiempo que nos pueda quedar; y ya a estas alturas no tenemos objetivos reales, ya solo nos queda el objetivo involuntario de esperar nuestro último día.

Sin objetivos nos condenamos desde el primer día a esperar al último sin más.

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Objetivo tras objetivo,
DaCoX

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