La razón, ni me falta, ni me asiste.


Escribo para saber lo que pienso.


............................- DaCoX -..........................

sábado, 5 de abril de 2008

De paso. Cap.1:"La Catedral"


Misterioso hombre de tez oscura, ojos lúgubres de mirada penetrante, piel arrugada, escaso pelo alborotado y unas facciones carentes de expresividad , se dirige cada mañana al mismo lugar.

Deja que el sol tome una cómoda posición en el cielo, mientras mira al cielo pensativo, casi nostálgico. Y a las 9 a.m tras cubrirse con sus humildes ropajes, de buen hombre, de hombre fiel a sus costumbres, abre la chirriante puerta de su choza tambaleante, casi ruinosa, con paso decidido y un rumbo que parece muy claro.

Todo el pueblo le conoce. Muchos son los que le miran, ninguna la mirada que queda indiferente. Todos sienten algo al verle. Unos le miran con un rechazo inexplicable, otros con una compasión incomprensible, y otros tantos sienten un escalofrió aterrador. Todos le miran, si, pero nadie es capaz de tan siquiera acercarse unos metros. Todos parecen odiarle, pero es imposible, nadie le conoce.

La firmeza de sus pasos llama la atención, su dirección es inalterable. Su facilidad para moverse entre la gente es impresionante al igual que su capacidad de aislamiento. Solo existe el camino, solo existe su camino. Nada más importa. Incluso da la sensación de poder prever cada movimiento que le rodea, nada se le interpone pese a no variar su trayectoria. Es como si hubiera protegido la línea por la que ha de pasar para que nada se interponga.

Los niños corretean y juegan, pero cuando el aparece todo se detiene y aparecen los murmullos.

Tras abandonar la asoladora periferia, tras cruzar el enjuto rió que divide el pueblo y girar angostas calles al fin se detiene.

Queda inmóvil ante una exorbitante construcción barroca, sin duda la mayor de todo el pueblo. Enormes cristaleras captan la luz exterior que entra inevitablemente en el edificio.

Levanta levemente la cabeza, la cual dirigía impasible hacia el suelo durante todo su peregrinaje, y dirige la mirada hacia una insignificante hoja de papel apenas discernible en la inmensa puerta. Durante unos instantes imperceptibles se hace el silencio. Inmediatamente después vuelve a agazapar la cabeza, da media vuelta y se dispone, sin vacile alguno, a emprender el camino de vuelta. Su expresión no ha cambiado, su disposición no ha cambiado, su dirección tampoco, tan solo su sentido.

Y volviendo sobre sus pasos, recogiendo la estela dejada, regresa al que parece ser su hogar.

Se encierra y realiza sus rezos. El y su sombra arrodillados a los pies de la ventana. Nada parece importarle, todo parece importarle.

Así pasan los días..


DaCoX

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