La razón, ni me falta, ni me asiste.


Escribo para saber lo que pienso.


............................- DaCoX -..........................

domingo, 20 de abril de 2008

Sueño III, 18 de abril 08. "El millón"

Un bar. Una discusión. Gritos. Pelea. Un tiroteo. Todo a trozos, a flashes.

Aparezco en la puerta de mi casa, saliendo de ella. Enfrente, en la carretera se encuentra D.A con el coche en marcha, está muy inquieto y no para de tocar el claxon. Me subo en la parte de atrás, pues en el asiento del copiloto se encuentra una mujer desconocida para mí.

D.A acelera, cuando yo apenas había cerrado la puerta aún, y sale quemando rueda. Se comienzan a escuchar sirenas y los coches se comportan con una actitud sospechosa hacia nosotros. Ahora lo entiendo todo, ya comprendo porque he salido de mi casa con un maletín en la mano. Debe estar lleno de dinero, no hará mucho que lo hemos robado.

A D.A ganas de huir no le faltan, pero en la primera curva nos estampamos contra una farola. No nos ocurre nada pese a que el coche queda gravemente dañado. La mujer y yo nos bajamos del coche mientras D.A da marcha atrás.

Por detrás, por la parte de donde provienen los coches de policía, aparece otro individuo corriendo desesperadamente hacia nuestra posición. D.A aprovecha la situación de choque para esperarle. Finalmente se sube y salen de nuevo disparados calle abajo.

La mujer y yo nos quedamos ahí pasmados presenciando la escena cuando deberíamos estar huyendo. No sé nada del maletín, debe haberse quedado en el coche o salir disparado de éste en el choque.

Cambio de escena. Estoy en mi casa con la mujer y un niño. Esta escena apenas dura unos segundos, los justos para darme cuenta de que esa mujer es mi mujer.

Salto a otra escena. Yo estoy al volante, de seguro un coche robado, la policía está encima nuestra. Bajamos del coche, yo con un bolso lleno de dinero. Mi mujer me golpea e intenta quitármelo hasta que aparece la policía a escasos metros de nosotros y salimos corriendo por el extraño lugar donde habíamos parado.

Era un callejón amplio y vallado por los laterales por el que un par de giros a la izquierda conducía a una enorme valla de color verde a modo de puerta corredera automática.

Una vez allí mi mujer me empuja contra la valla y mientas yo intento subir me engancha del bolso con la intención de hacerse con él. Solo le preocupa eso, pese a estar la policía casi a nuestro lado ya. Al final consigo saltar la valla con el bolso a salvo, labor que ella no consigue. Sin mirar atrás y sabiendo que en breves segundos la cogerían o algo peor, cojo un fajo de billetes (en el bolso había dos, cada uno de medio millón de dólares) y se lo lanzo incomprensiblemente al otro lado de la valla.

Después de tanta tensión, camino tranquilamente hasta casa, como si viniera de dar un paseo nocturno. En el portal de mi casa me encuentro lo que imaginaba, un par de coches de policía y agentes en la puerta.

Yo me dirijo tranquilamente a abrir la puerta ignorando el alrededor. Un agente me saluda y me retiene para interrogarme unos minutos. Yo accedo encantado y me muestro muy correcto y educado. El oficial que me hace las preguntas resulta ser un niño. Tras unas cuantas preguntas que sorteo sin dificultad y algún que otro sobresalto le pregunto por su edad al oficial. Me dice que tiene trece años, a mi no me parece demasiado extraño y le felicito por su labor y su inteligencia para llegar hasta ese alto cargo tan joven.

Me subo al ascensor con una pícara sonrisa por haberme salido con la mía pese a las adversidades. Pulso el botón del ascensor y aparezco en la sala de un cine.

Se esta proyectando la escena de un avión en llamas cayendo en picado sin remedio alguno. Doy por supuesto de que mi personaje anterior es el que viaja en ese avión y que se lanza en paracaídas fingiendo su propia muerte. Así ya nadie le consideraría sospechoso y no le buscarían.

Suena el teléfono y me despierto. Toca seguir proyectando mi propia vida...

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A soñar,
DaCoX

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